martes, 5 de mayo de 2009

La ética en la privacidad personal


Resulta difícil definir los objetivos así como la ética del periodismo cuando conforme pasan los años la profesión cambia, es obvio que lo que es ahora y su manera de manejarse no es la misma que en sus inicios, como sucede en muchos otros medios de comunicación. Cabe destacar que prácticamente todo es un negocio y los periódicos no son la excepción, el problema está en que al enfocar todo en las ganancias o dinero se va perdiendo el objetivo que se tenía en un comienzo y, es lo que sucede en la prensa y en otras compañías con animo de lucro.

 

Con los avances tecnológicos y nuevos objetivos de la prensa capitalista, la credibilidad de la misma así como el medio en sí ha perdido fuerza; mucho de esto se debe a la poca investigación realizada por parte del periodista y no miden las consecuencias al publicar una noticia. Por ejemplo, internet ha desencadenado el acceso a la información , pero poca de ella es verificable provocando que gran parte de la sociedad base su conocimiento y juicio en fundamentos poco sustentables.

 

La curiosidad es una característica muy natural del ser humano, pero dentro de este afán de conocer más allá se deja de ver la línea divisoria entre lo que es información que puede estar al alcance de todos y lo que es privado. Resulta muy difícil encontrar un equilibrio entre esta balanza donde por un lado se necesita una investigación sustentable y donde en el otro hay una perdida de privacidad debido a estas investigaciones.

 

Las figuras públicas al aceptar que lo son y continuando con este rol no les queda opción más que compartir aspectos de su vida; teóricamente lo único que le incumbe a la sociedad es su vida profesional porque por ella son figuras públicas; pero el chisme como el morbo venden y siguiendo la línea donde esto es un negocio por obvias razones se rebasa la línea de lo que es público. El dinero no justifica estas acciones y este problema no sólo involucra la ética de los periódicos, sino también la de sus lectores; los medios de comunicación dan lo que sus consumidores les piden entonces sus valores morales no son los únicos que necesitan ser modificados, sino los de todos.

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