Debido al aumento de concentración de los monopolios en los medios de comunicación, la información se transmite en gran parte adulterada o con una opinión y/o valor de fondo; además que con esta concentración las líneas divisorias entre lo que es mercancía, información, publicidad, entretenimiento, etc. se van haciendo más delgadas debido a que una persona o un grupo pequeño de personas controlan empresas no sólo relacionadas con la comunicación, sino con productos, servicios, publicidad, información, entre otros. La consecuencia de esta mezcla de compañías o empresas es que crean un mundo que ya no es de información, sino un universo mucho más complejo donde los principales agentes de la globalización y las grandes empresas desempeñan un papel muy importante no sólo en el campo de la información, sino ya en otros rubros que les dan más herramientas para tener un control. Dada la naturaleza del hombre no es bueno que tenga tanto poder en sus manos.
El ser humano de acuerdo a su educación, ya sea familiar, social o cultural, va adquiriendo un conocimiento de lo que para él es bueno o malo. Toda su conducta depende de su juicio y decisión. Ante los valores se puede responder de distintas maneras, según el valor, las circunstancias y la persona. Los valores tienen una jerarquía o un ordenamiento y las personas modifican esta jerarquía de acuerdo a sus experiencias personales de acuerdo a cada etapa de su vida. Todo valor está condicionado por las situaciones concretas en las que uno se encuentra, por esta razón es que es importante tener la jerarquía más que nada fija y respetarla. Naturalmente, el individuo sabe reconocer por encima del placer y de la utilidad, y según sus valores, lo que va de acuerdo a su ética y formación y lo que no. El problema es que los valores que prevalecen en la sociedad actual promueven desvalores como el egoísmo, materialismo, injusticia, indiferencia, entre otros.
Siguiendo esta línea donde el hombre actúa y se mueve de acuerdo a su naturaleza, la persuasión y manipulación resultan bastante concientes. Las personas tienden a buscar el camino fácil prácticamente en cada acción de su vida, parece que hasta pensar cuesta trabajo (he aquí el éxito de los avances tecnológicos), por lo tanto que los medios brinden los modos de vivir, pensar y actuar resulta bastante cómodo para muchos. Muchos individuos no logran distinguir la realidad en sí, de la realidad que pintan los medios, entonces su ideología sobre lo correcto e incorrecto se ve alterada o modificada. La uniformidad que crean los medios también hace parecer que los patrones de conducta son los indicados o correctos. Las personas tienden a compararse con los otros para saber que tan acertados están o no en ciertas acciones o funciones que realizan.
Cabe destacar que este problema no sólo le concierne a las audiencias, sino a los agentes encargados de los medios más influyentes e importantes. Parece también natural del hombre el querer tener cierto poder sobre los demás y con el tiempo se da cuenta que tener un mayor conocimiento o saber algo que el resto no, lo aventaja. Pero es importante que estos agentes comiencen a tener responsabilidad y criterio sobre el control o poder que tienen. No pueden subestimar a la ‘masa’ porque se ha visto que tiene también un gran poder para lograr cambios importantes.
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