viernes, 3 de abril de 2009

Ética de la virtud ¿una solución?


Desde que el hombre empieza una vida en sociedad es necesaria la creación de normas, aunque sea de manera verbal, para que haya un respeto hacia la persona y sus bienes. Así como son necesarias las normas que regulen el proceso de una sociedad, también es necesaria la ética en las decisiones que tomamos sobre cualquier aspecto porque afectan directa o indirectamente a otros.

 

Esta manera de vivir siguiendo estos pasos sería lo ideal, pero simplemente volteando a nuestro alrededor nos podemos dar cuenta que no es así, es muy lógico que no lo sea, tendríamos que ser completamente buenos para eso; otra manera de que funcionara sería que todos siguiéramos la misma ética, pero tampoco es así.

 

Las virtudes son atributos con las que todos los individuos contamos y cada uno cuenta con distintos, por esta razón lo mejor es que hagamos uso de las virtudes en nuestra vida diaria, aunque la ética de unos y otros sea distinta; basándonos en nuestras virtudes y hacer las acciones correctamente trae consigo resultados buenos para uno mismo y para los demás.

 

Lo escrito anteriormente no resuelve por completo todos los problemas con los que actualmente lidiamos, la magnitud de los mismos es imposible de resolver, por lo tanto la aplicación de las virtudes es una idea que puede complementar o servir de apoyo para otro tipo de teorías en cuanto lo que se debe hacer o como se debe actuar para ir frenando la autodestrucción que hemos ido creando.

 

Es paradójico que el hombre es el responsable de su bienestar y existencia, y, al mismo tiempo, de su destrucción; no existe otro ser vivo que haya causado tanto daño como el ser humano. Esto sucede porque así como contamos con virtudes, también con defectos. El querer tener más y dominar lo que nos rodea parece tan indispensable que hasta se vuelve como un ejercicio que tenemos que realizar. Cuando estamos llegando al punto de todos contra todos es como regresar al estado de naturaleza, donde nos encontrábamos millones de años atrás, tal vez sea necesario regresar para podernos percatar de qué es lo que se está haciendo mal, que fue lo que se hizo mal o percatarnos que el ser racionales no nos hace mejores.

 

 

jueves, 2 de abril de 2009

¿Existen los valores morales absolutos?


Cuando se trata de afirmar o negar la existencia de verdades absolutas en la mayoría de los casos se entra en un conflicto de ideas. Por un lado está el término absoluto que parece ser ilimitado y sin ninguna refutación, lo cual parece desagradar a las personas a favor del relativismo, no creyentes y que apoyan la imperfección que tanto caracteriza al ser humano; por otro lado, si se afirmara que todo es relativo es casi seguro que se viviría en una incertidumbre y desconcierto, lo cual no es la mejor opción.

 

Existen muchas cosas que han sido comprobadas por la ciencia y son prácticamente irrefutables y sin cabida para dudas; en el caso de valores morales absolutos podría argumentarse que sea cual sea la cultura, educación y principios que uno posee, las personas comparten valores que tanto por instinto animal como por racionalidad practican, como defender la vida propia, no matar, no mentir, entre otros.

 

Sin embargo, existe el relativismo que iría en contra de la existencia de tales valores y verdades; en este caso se podría argumentar que el absolutismo parece algo inalcanzable para la imperfección del hombre y cuando se trata de valores morales absolutos se complica más afirmar que existan porque las personas suelen dar su propio significado de acuerdo a sus experiencias en lo que concierne a lo correcto e incorrecto. En muchas ocasiones de acuerdo a las circunstancias, el hombre suele cambiar o tergiversar lo que es aceptado como bueno o malo dependiendo de su situación y conveniencia.

 

El relativismo parece ser una opción para resolver los conflictos porque se resuelven de acuerdo al grado de daño y consecuencias que hubo, pero dado que esto es muy impreciso porque lo que es correcto para uno puede que no lo sea para el otro y así sucesivamente creando una cadena de injusticias e inciertos.

 

Tal vez la opción no sea afirmar los valores morales o las verdades como absolutas, mas bien son acuerdos sociales que todos asumen porque lo ha dicho la ciencia y porque siguiendo un proceso racional, en teoría, las personas tendrían que llegar a las mismas conclusiones.